Vehículo muy poco confiable o en mal estado, que parece caerse a pedazos con un suspiro.
Nos montamos todos en la guarandinga de Juan y al primer arrancón ya se le cayó el silenciador.
Vehículo destartalado que parece un milagro que aún ande. Es como el éxito sobre ruedas en mantenerse funcionando contra toda lógica.
No sé cómo llegamos a la playa en esa guarandinga sin perder una rueda.
En Anzoátegui le dicen guarandinga a esa fiesta improvisada que se arma en cualquier lugar, con música a todo volumen y gente bailando hasta más no poder.
Ayer fuimos al río y terminamos montando tremenda guarandinga, ¡parecía un festival playero!
Nombre cariñoso para referirse a un vehículo viejo y destartalado que todavía logra moverse. Una joya mecánica sin garantía de llegar a destino pero siempre te saca de apuros.
Nos fuimos en la guarandinga pa' la playa y llegamos con más suerte que nunca, aunque quemando aceite todo el camino.
Vehículo improvisado y destartalado, generalmente utilizado para transporte rural en las montañas tachirenses. Lleva más gente de la que debería... y unas cuantas gallinas también.
Vamos a tener que agarrar la guarandinga si queremos llegar al pueblo antes del mediodía.
Dícese del argumento o excusa increíblemente rebuscada para justificar algo, generalmente una metida de pata o un chisme desmentido.
¡No te creo que la vaca se comió tu tarea! Esa guarandinga no se la traga ni el profesor más distraído del colegio.