Acto de echar a perder algo por completo, ya sea una situación o un plato de comida. Literalmente como cuando te pasas con la sal y no lo arregla ni el perro.
¡Che, Carlos! Dejaste entrar a tu suegra en la conversación y salaró toda la reunión.
Utilizado para adelantar que algo se va a malograr o que trae mala suerte. Viene del dicho 'echarle sal a la herida'. En Mendoza, 'salar' es lo peor que podés hacer si no querés arruinar un plan.
¡No digas que ya ganamos el partido! No lo salés, que después perdemos seguro.