Se usa cuando te encuentras con una sumatoria de manchas de vino en la camisa después de una noche fiestera. Resulta ser la evidencia perfecta del éxito de la velada.
Después de los San Mateos, llegué a casa hecho un sumarro, pero valió cada brindis.
Dícese del típico resacón que tienes después de una fiesta en la cual hasta sumas las copas que te tomaste perdidamente.
Hoy no me puedo ni mover, tengo un sumarro que ya quisiera Einstein calcular.