Dícese de aquel o aquella que es mandado por su pareja, como un títere movido por hilos invisibles pero fuertes. Cuando tu media naranja dicta las reglas y tú solo obedeces.
Desde que se casó, Mario se volvió una mandarina: no hace ni un plan sin pedir permiso.
Se dice de alguien que siempre sigue las órdenes o caprichos de su pareja, como si fuera el rey de la casa... pero más bien es el sirviente.
Desde que Carlos está con Julia, se volvió mandarina, ahora hasta le lava los platos sin chistar.