Salirse de control en una fiesta, dar vueltas como trompo y disfrutar hasta que te saquen a empujones. Es típico de los pacharacos incansables.
Ayer el Cholo empezó tranqui, pero después del segundo trago no paró de ruedear por toda la pista.
Usado para referirse al acto de dar muchas vueltas o marearse al intentar encontrar algo sin éxito.
Lleva dos horas ruedeando por la feria, y todavía no ha encontrado el puesto de chorizos.