Expresión utilizada para referirse a alguien que tiene la rara habilidad de atraer situaciones desafortunadas o mala suerte, como si su 'calamina' (refiriéndose al revestimiento de techos) estuviera oxidada y permitiera que todo el agua de las desgracias se filtre.
Cada vez que Juan viene al asado, empieza a llover. Ese muchacho sí que tiene mala calamina.