En Ayacucho, cuando uno dice que se va al 'jato', en realidad está refiriéndose a su casa. Es una forma más pintoresca de decir hogar.
Después del festival, nos fuimos al jato a seguir la jarana con un buen matecito y guitarras.
Modo cariñoso de llamar a casa. En Ayacucho, después de un día duro, nada mejor que descansar en el jato como si fuera tu pequeño castillo.
Voy al jato a tirarme un ratito porque este calor me está matando.
Forma coloquial de decir casa, pero no cualquier casa, sino el lugar sagrado donde puedes descansar tirado como fideo pasado.
Oe, vamos a mi jato a ver pelis y zampar chizitos hasta que se queme la telly.
Este término se refiere a una casa o domicilio. En Tacna, decir que vas a tu 'jato' es como afirmar que vuelves al nido, al refugio personal donde las pachangas improvisadas no tienen fin.
Oye, después del tono nos vamos a mi jato y le seguimos con la jarana hasta que el cuerpo aguante.
Dícese de la casa o el lugar donde uno vive. No tiene que ser palacete, pero es tu guarida personal.
Después del tono, nos fuimos al jato de Marco a seguirla con la jarana.
Término utilizado para referirse a la casa o el hogar. ¡No sabes lo que es llegar a tu jato después de un día agotador!
Oye, ¿vamos a ver una peli al jato hoy? Prometo no dormirme antes de los créditos esta vez.
Cuando tienes una rabieta monumental y necesitas irte a calmar, los ancashinos dicen que te vas a tu jato, o sea, tu casa. No confundas con la furia, esto es más bien algo así como 'me lleva el tren'.
Después de ver caer su ceviche al suelo, Toño se fue en un solo jato pa' la jato.
Lugar donde vives o pasas el rato, aunque suene como casa ya está más en tono peruano. Perfecto para cuando hablas de tu 'reino personal'.
Está haciendo frío, mejor nos vamos al jato a tomar un matecito y charlar.
Manera relajada y peruanaza de referirse a la casa; no importa si es un pichi departamento o una mansión en Surco, ¡siempre será el jato!
Oye, causa, ¿cuándo te caes al jato para unas chelitas?
Forma curiosa y muy local de referirse a la casa o el hogar. En Arequipa, tu hogar es como un reino personal donde siempre hay espacio para más gente y una buena historia.
Después de una jarana en el centro, nos fuimos todos mis patas al jato a seguirla hasta que salga el sol.
Forma coloquial para referirse a la casa de uno, especialmente cuando está haciendo frío y solo quieres estar cómodo.
Mano, hace un frío en la calle que mejor me quedo viendo películas en el jato.
En Perú, cuando necesitas un lugar para descansar tus huesos o echarte una siesta napoleónica, te vas al 'jato', tu nidito de amor y reposo.
Ya fue el tono, me estoy cayendo de sueño. ¡Me voy a mi jato a dormir como bebé!
Forma piurana de referirse a la casa o morada, aunque también puede usarse para describir ese lugar secreto donde uno se esconde del mundo.
Oe, causa, ¿por qué no caes al jato para jugar un toque de FIFA y después improvisamos un escondite con las chelas?
Una forma chisposa y muy limeña de referirse a la casa o lugar donde uno vive, porque ¿quién quiere decir 'casa' cuando puede sonar más fresco?
Oe, causa, hazla corta y caete a mi jato para ver el partido.
Forma relajada de referirse a tu casa o departamento, especialmente cuando el plan es relajarse después de una intensa 'aventura' por la ciudad.
Después de tanto relajo por Miraflores, nos fuimos al jato a descansar.
Término muy usado para referirse a la casa o el hogar, pero cuando lo dices de forma más canchera.
Oe, ¿vamos a mi jato después del cole para hacer la tarea y jugar un toque al Play?
Casa o lugar de residencia.
Vamos a mi jato después de la fiesta, hay más comida.
Forma coloquial y descontracturada de referirse a la casa. Es el refugio sagrado para descansar y, muchas veces, para ser anfitrión de las mejores jaranas.
Después del partido nos vamos al jato a repetir los goles hasta que nos cansemos.
En Piura, no decimos casa, decimos jato. Si te dicen que caigas a su jato, están invitándote al nido sagrado donde la chelita nunca falta.
Oe, causa, ya pues, cae a mi jato para ver el partido con unas helenas.
Forma trujillana de referirse a una casa o lugar donde vives, especialmente cuando hay una fiestita en puerta.
Invité a los patas al jato para ver si armamos algo bonito este fin de semana.
Forma coloquial de referirse a tu casa, pero no esperes que le digan así en una inmobiliaria.
Oe, causa, ¿vamos al jato a ver el partido o qué?
Forma cusqueña de referirse al acto de dormir. Ideal para cuando el sueño te llama más fuerte que la Pachamama en un día de fiesta.
Estoy tan cansado después del Inti Raymi que solo quiero pegarme un buen jato.
Llaman 'jato' a la casa, pero no cualquier casa: tiene que ser tu cueva, tu castillo, donde quemas pura flojera.
Ya pues, después del almuerzo vamos al jato a tirarnos toda la tarde viendo pelis.
Palabra mágica usada por los limeños para referirse a su hogar, donde puedes ser un cochino sin que nadie te juzgue.
Después de tremenda fiesta, me fui a mi jato a dormir como oso perezoso.
En Ayacucho, cuando alguien dice que se va a su 'jato', no está hablando de irse a un zapato gigante como Pinocho, sino simplemente a su casa o lugar donde vive.
Después del jolgorio en la plaza, mejor jalamos para el jato antes de que nos agarre el frío.
Forma peculiar de llamar al hogar o casa en Trujillo. No importa si es grande o chiquito, un jato siempre es tu rincón sagrado para aterrizar después de disfrutar la vida trujillana.
Oe, nos vamos de tonazo, pero primero tengo que dejar las cervezas en el jato.
En Perú, 'jato' es un término muy fresco y canchero para referirse a la casa. Es donde te tiras panza arriba después de un día largo.
Oe, causa, vamos a mi jato a ver el partido, que ya tengo las chelas listas.
En Arequipa, 'jato' es sinónimo de casa o lugar donde vives, pero en plan cómodo y acogedor. O sea, tu nidito de amor (o desorden).
Vamos a mi jato después del cole, tengo una nueva Play que te va a volar la cabeza.
Aquí no vivimos en una casa, vivimos en un 'jato'. Esta palabra es la forma más chévere y común de referirse al hogar, ese lugar donde te sacas las zapatillas y eres tú mismo.
Después de la pichanga, me voy a mi jato a descansar porque estoy más cansado que burro en subida.
No, no es un bebé con problemas de ortografía. En Lima, 'jato' es esa cueva sagrada y a veces misteriosa que llamamos hogar. Y sí, también se le puede decir al sueño post-almuerzo.
Oye causa, ya fue la juerga, mejor vamos al jato que tengo sueño.
Forma coloquial de referirse a la casa o hogar, especialmente después de una noche larga. Decir 'jato' puede implicar que es el refugio sagrado del descanso.
Ya causa, después de esta juerga brutal me voy volando a mi jato a recuperarme.
Término popular para referirse a la casa, especialmente cuando uno piensa en descansar o tirarse a 'soñar' en su camita.
Ya estoy cansado del tono; mejor me voy a mi jato a soñar con los angelitos.
En Tacna, 'jato' es la forma coloquial y cariñosa de referirse a tu casa, ese lugar donde el wifi se agarra mejor que en ningún lado.
Oye, ahora te doy la mano con las cuentas pero después caemos jato para unas chelitas, ¿ya?